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La práctica del yoga trae a nuestras vidas momentos de calma, paz, conexión interior, equilibrio, resistencia, fuerza, concentración, dedicación y de respirar profundamente. Doce años después de mi primera clase me siento muy agradecida porque fue un parte aguas en mi vida.
Inicié la práctica del yoga por prescripción medica, para combatir el insomnio, la ansiedad, sobrepeso, colitis, gastritis y todos los padecimientos que genera el estrés en la vida diaria. Mi doctor me recomendó probar la experiencia y que me diera la oportunidad de ir a una clase. Al principio fue muy difícil, en una primera clase no logras hacer mucho, las posturas de equilibrio me parecían complicadas, durante la clase quise dejar muchas veces el aula, me enojé porque no podía con la frustración de que me cuerpo no respondía como yo quería; pero sin duda lo más difícil fue lograr calmar los pensamientos; convertirlos de negativos a positivos, se entra en una lucha interna donde poco a poco mientras inhalas y exhalas, contando hasta cuatro, lo vas logrando. Y vaya si valió la pena ya que esa noche pude dormir de corrido y completa. A la mañana siguiente me desperté descansada y con buen ánimo. Estaba feliz, por fin en mucho tiempo pude dormir y lo mejor fue, que las personas a mi alrededor notaron ese cambio.
Por eso hoy te quiero compartir como me cambió la vida esta milenaria práctica.
Aprendí a disfrutar del momento presente aquí y ahora. Dejé de angustiarme por lo que ya sucedió y no puedo cambiar; y por el futuro que aún no existe. Estoy en paz porque estoy aquí y ahora conectada con mi respiración de manera consciente, observando mi inhalación y mi exhalación. La respiración es una parte fundamental, es curioso cómo somos tan poco conscientes de nuestra respiración y cuando practicas yoga lo haces consciente en cada movimiento del cuerpo. Llenando los pulmones de oxígeno, inflando el abdomen y contrayéndolo, esto hará la diferencia para cualquier situación.
Durante la práctica del yoga trabajamos con el equilibrio de nuestro cuerpo concentrándonos en fijar la mirada y atención en un solo punto. Esto mismo lo puedes llevar a tu día a día, te ayuda a equilibrar tu vida dentro de un justo balance entre lo que prioridad y lo que puede esperar. Por ejemplo, antes mi alimentación no era importante, ahora escojo tener una alimentación saludable porque amo y respeto mi cuerpo, cuido y observo mis pensamientos.
Después de perder veinticinco kilos noté como mi cuerpo se hizo más fuerte, más ágil, más saludable, más flexible, más joven y agradecido con el cambio que hice.
Estas son algunas de las experiencias o sensaciones que podrías experimentar en una clase de yoga. Esto mismo que se aprende dentro del aula se puede llevar a la vida diaria. Después de tu primera clase de yoga notaras el beneficio cuando vayas a dormir esa noche. A la mañana siguiente al levantarte tendrás más energía, tu mente estará más tranquila y más preparada para comenzar un nuevo día, podrás tomar decisiones con mayor claridad.
Te invito a conocer esta práctica milenaria que va más allá de solo hacer posturas.
El yoga es una forma, estilo y filosofía de vida.